lunes, 28 de marzo de 2011

Todo es parte de crecer.

  Sí que tengo experiencias con los golpes de la vida. Aprendí lo que significa perder, casi toda mi vida estuve perdiendo. Perdí a mi mamá, perdí dos abuelos, a mis dos bisabuelas, perdí un tío, numerosos parientes más; perdí amigas y amigos, perdí hasta mi perra; perdí romances fugaces, romances intensos, caprichos; perdí un gran amor incluso. Perdí  mi orgullo y mi integridad algunas veces, mejor dicho muchas. Me perdí a mi misma en tantas ocasiones.. y tantas, tantas cosas más. 
  Podría decirse que me hice amiga de la soledad. Que mi mayor confidente son mis escritos, en ellos nunca miento, o por lo menos eso intento. También podría decirse que esto no me afecta, que ya es costumbre y que la costumbre me hace feliz. Aunque confieso que algunas veces la soledad me mira feo, y lastima. Es ahí que le rezo al cuadro que tengo al lado de mi cama. Y ella me escucha, sí, ella siempre lo hace. Y afirmo que ha cumplido muchas cosas que le he pedido, las otras creo que no porque no me habrán convenido. Después de todo, ¿quién mejor para conocer lo que me hace bien que mi propia madre, que es mi mayor ejemplo de vida, mi modelo a seguir? 
  Y así he existido estos benditos dieciocho años de una vida que ha sido maravillosa e injusta. Pero vida al fin. Y creo que digo existido porque los últimos once años me he limitado solo a existir. Y creo que es tiempo de volver a vivir mi vida, a ser protagonista de mis actos, a asumir mis responsabilidades, a no tener miedo, a afrontarse a los fantasmas que ponen piedras en mi camino, a vivir sin límites, a sonreír verdaderamente. Es hora de demostrar que soy fuerte, que los golpes me hicieron fuerte y que valgo mucho más de lo que aparento. Que sueño, que río, que lloro y sobre todas las cosas que avanzo..
  Es decir, muchas cosas de las que dí por perdido en realidad jamás las perdí, mi mamá sigue conmigo, los demás que se fueron a vivir una mejor vida también; mis amigas, mis amigos, los romances, los caprichos, aquel amor.. de todo aquello me quedan hermosos recuerdos. Y todavía conservo a mi lado personas realmente únicas, que son mi soporte, como mi papá que es de oro aunque no se lo diga nunca.
  He aquí que me doy cuenta, que he ganado muchísimo con los tropiezos, que estoy ansiosa por vivir la vida, que estoy lista para ser feliz, que ninguna caída impedirá que me levante más fuerte de lo que antes era, que es hora de volar como siempre soñé.



No hay comentarios:

Publicar un comentario