Corazón, cuántos besos te hubiese guardado, esperando tu regreso. Sinceramente, me quería quedar sentada aguardando tu venida. Era mi mejor plan. De hecho, lo hice por muchas noches. Mientras ésta avanzaba y las personas excedían sus penas o sus felicidades en alcohol, yo me acostaba en nuestro colchón a esperarte. Tenía la esperanza de que en algún momento de la fría madrugada golpearías la puerta y me dirías "Te extrañé". Pero vos me enseñaste que los cuentos de hadas son una mentira, así que en realidad no sé por qué lo hice. Porque el tiempo sigue corriendo y esta jodida idea de querer seguir aferrada a un recuerdo no tiene sentido. ¿Para qué?
Debo seguir, debo aprender a avanzar, a no seguir extrañándote como lo hago, a que no se me acelere el corazón cada vez que me hablan de vos, a que fue muy lindo mientras duró pero que ya se terminó. Sé que soy fuerte, sé que con el tiempo voy a poder lograrlo, aunque hoy se me parta el alma, aunque mis ojos sigan queriendo verte, aunque mis sueños te sigan queriendo en ellos. ¡Es que las ausencias me duelen tanto! Y no quería que fueses una ausencia. Creo que nunca te lo supe decir, pero no imaginaba mi vida sin vos, te quería conmigo para siempre. ¿Quién carajo me mando a depender tanto de tu vida?
No me queda mucho por decir, pero quisiera seguir hablando con tu sombra hasta el último de mis suspiros. Adiós mi amor, buena suerte..
No hay comentarios:
Publicar un comentario