jueves, 5 de mayo de 2011

Nuestra relación estaba condenada a eso, era algo irreparable. No insistíamos en modificarla. Aprendimos a disfrutarla así, complicada, callada, escondida… nos gustaba eso.
Se paró, y me tendió la mano para que camináramos por esas calles interminables. Hacía frío y me abroché la campera. Adoro el viento frío en la cara. “Cuando muera voy a extrañar eso”, dije, y se largó a reír… me dio un beso en la mejilla, de esos que sonrojan… y sentí una sensación de naufragio. Nunca supe donde poner tanto amor.

Silencio. Susurros. Secretos.

Caminamos largo, sin hablar. De la mano. La suya estaba increíblemente fría, acorde al clima… pero nuestras almas insistían en seguir.
El amor que le tengo me desborda, me ahoga, me inunda, me desvasta. Yo solo quiero estar a su lado. No importa cómo, ni a que precio. A su lado.Eternamente,sigilosamente,silenciosamente.
No había una puerta, una grieta de un muro, un rostro humano, que a su lado no tuviese dentro de mí, una resonancia sobrenatural.

Silencio. Susurros. Secretos.

Ser consiente de que mi amor exagerado no es correspondido, se ha convertido en mi pesadilla de terror. Su alma me adora, y me ama… pero no a mi manera... Ahí estaba, pues, el infierno tan temido.
Suspiré, le dije cuánto amaba su compañía… que mi vida sin la suya no tenía demasiado sentido (decirle que definitivamente no tenía sentido me pareció demasiado)
“Te amo” dije sin vacilar. Me sonrió, y me dio otro beso en la mejilla, de esos que sonrojan. Nunca supe donde poner tanto amor…


Cada uno sabe el dolor y la delicia de ser lo que es.









Como cada cosa, apenas leí esto lo sentí muy "nuestro". La medida en que te extraño es inexistente, me falta una parte de mí y aún así el amor que siento cada día crece más y más, se fortalece. No me quedan dudas, este amor es verdadero.

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