A veces me olvido quien soy y para que vine a esta vida, eso que fui descubriendo poco a poco y con los años.
A veces me olvido que la alegría está en MÍ, innata, en mi corazón, en lo más profundo de mi ser.
A veces me olvido que la confianza en la vida se puede perder con mucha facilidad si dejo de mirar lo que soy en esencia.
A veces me olvido que aunque mi cuerpo sigue cansado, mi corazón sigue vital si yo lo mimo.
A veces me olvido que mientras yo no crea en mí y en lo que siento, nadie vendrá para recordarme que yo tengo “el poder” sobre esto.
A veces me olvido que si los años pasan eso es símbolo de que yo continúo aprendiendo y creciendo en espíritu.
A veces me olvido dar gracias a la vida que elegí vivir instante a instante, situación a situación.
A veces me olvido complacerme a mi misma poniendo por delante el complacer a los demás.
A veces me olvido que en mi vida no hay nada escrito y que soy YO la protagonista de la misma.
A veces me olvido que el dolor es inevitable y que es el sufrimiento lo que yo escojo vivir.
A veces me olvido que las flores crecen si yo las riego y se secan si dejo de proporcionarles alimento.
A veces me olvido que los demás son solo maestros en mi vida y que de mí depende el querer aprender la enseñanza que ellos me muestran.
A veces me olvido que NADIE DEPENDE DE NADIE y que la libertad es innata como seres humanos que somos.
A veces me olvido que MI BIENESTAR y paz interior solo depende de MI PROPIO CUIDADO.
A veces me olvido que el arriesgarse en la vida es querer romper con los obstáculos que poco a poco nos vamos forjando.
A veces me olvido que el aire que respiro entra como yo quiero dejarle entrar y que cuanta más consciencia tenga de su valía, más profundamente respirare la vida.
A veces me olvido que el mayor de los amores es EL AMOR A MI MISMA.
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